martes, 19 de agosto de 2014

Con el Hide a la orilla de la charca

Estamos en pleno Agosto y debido a las temperaturas y escasez de precipitaciones como es propio de una zona de clima mediterráneo,  podríamos pensar que es mejor esperar a periodos más favorables para la observación de aves, pero todo dependerá de cómo lo planteemos.
 
Como sabemos, la presencia o ausencia de agua será un factor limitante al hablar de entornos mediterráneos con un estiaje tan marcado como ocurre en amplias zonas de Extremadura, por ello una opción muy recomendable para los meses de verano sea acudir a la orilla de alguna charca o pequeño embalse, buscar una buena sombra acomodarse y esperar con nuestros prismáticos y telescopio. Veremos que además de las aves típicamente ligadas al medio acuático son muchas otras las aves procedentes de otros hábitats cercanos las que acudan hasta la orilla en busca de agua, tampoco pasaremos por alto la cantidad de aves rapaces como milanos negros o águilillas calzadas entre otros que volarán por la zona en busca de algún ave despistada.
Otra modalidad muy interesante y que produce un resultado muy satisfactorio es la utilización de un Hide, llevar un Hide portatil puede ser muy recomendable tanto si hablamos de fotografía de aves y naturaleza como si pensamos dedicarnos exclusivamente a la observación o a ambas cosas. Yo suelo ser de los que utiliza el Hide portátil tanto para observación como para fotografía pero si nos centramos en la observación de aves desde Hide diré que es algo que todo aficionado a la observación de aves debe probar alguna vez.
Preparar una jornada de observación de aves desde el interior de un Hide es siembre algo emocionante, primero debes hacer una visita previa a la charca y localizar aquellos lugares que presenten mejores posibilidades, tener  en cuenta la orientación de la luz y los mejores lugares para instalar nuestro Hide. Una vez dentro del Hide podremos disfrutar  de encontrarnos a muy corta distancia de las aves, podremos disfrutar de una calidad de observaciones que ningún prismático o telescopio nos dará nunca en condiciones normales, podremos ser testigos cercanos del comportamiento natural de las aves al no ser conscientes de nuestra presencia, percibir sonidos que a menudo nos pasarían desapercibidos a mayor distancia, poder observar con detalle las técnicas de alimentación de especies muy variadas como las limícolas, anátidas, ardeidas, cigüeñas, somormujos y zampullines o numerosas aves que vienen en busca de agua para beber como ocurrió con las calandrias y rabilargos en mi última jornada de Hide.
En mi última sesión de hide, la que hice ayer, pude observar a muy corta distancia al martín pescador, una impresionante concentración postnupcial de 43 cigüeñas negras, a las que dedicaré una entrada aparte en este blog, también garzas  reales y numerosas limícolas como la avefría, cigüeñuela, andarríos grande, andarríos chico, chorlitejo chico y archibebe  claro.
 
Archibebe claro (Tringa nebularia) y Andarríos grande (Andarríos grande (Tringa ochropus)
 
Andarríos grande (Tringa ochropus)
Andarríos grande (Tringa ochropus)
 
De entre las limícolas me llamaron la atención especialmente los archibebes claros, de los que había un total de 12 ejemplares en la charca, se trata de una limícola que tiene sus áreas de cría más cercanas en Escocia y sur de Noruega, es también el más grande de los archibebes que habitualmente se ven en Extremadura y ahora mismo se encuentra en plena migración postnupcial y por eso aparece en muchas charcas y embalses de Extremadura. 
Archibebe claro (Tringa nebularia)

Archibebe claro (Tringa nebularia)


 

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